Bienvenido a la casa de muñecas,
Ten cuidado la puerta está abierta,
El pasillo está cubierto de velas
Y el titiritero aguarda a la espera.
Y ella lo vuelve a hacer,
No aprende, los mismos errores.
Luego se queja, luego llora,
Lo que ella no sabe,
Es que se lo busca sola.
Y yo sigo aquí, con la llegada del invierno,
Enredado por los hilos del ventrílocuo,
Esperando atento a ver por dónde podrá salir
Este indiferente y enigmático Destino.
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