viernes, 24 de diciembre de 2010

Nuevo horizonte

Qué pasa si el océano es demasiado profundo
O si la nieve se derrite en mi piel corroyéndola.

Deje de ser el gran rey soberano,
Necio, memo, majadero y mentecato.

Perdí la corona y mi reino por una astuta mujer.
Tome el relevo del desdeñable bufón en la corte,
Bajo ensordecedores y atronadores aplausos,
Consternado y embaucado antes de la caída del anochecer.

En mi corazón habían desgarrado
Las paredes de papel tintado,
Y mis lágrimas fueron la sangre
Que mis heridas habían drenado.

Mis oraciones habían quedado íntegramente vacías.
Rogaba al Cielo por un ángel que me había abandonado,
Y el rojo burdeos baña el suelo por el que estaba caminando.

Sin embargo, albergue la redención al dejar atrás el arduo pasado
Y prestar más atención al futuro cercano que me estaba aguardando.

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