sábado, 11 de diciembre de 2010

Absolución

Mi odio y mi amor pesan tanto,
Porque soy el mismo espíritu de la contradicción.

Ni la luna ilumina mis pasos,
Ni las estrellas señalan el norte.
Miro al cielo y no hallo respuesta.
Más sólo escucho el eco de mis reflexiones.

Soy esclavo de unos sentimientos que profeso,
Y la imposibilidad de estos hechos que transcurren
Intensifican el cautiverio de esta inexorable condena.

Me estoy volviendo loco en esta cárcel,
Cuyos barrotes son los prejuicios de tu sentencia.

Soy inocente para el grado de esta pena,
Pero fui el culpable por dejar mi juicio al aire,
Sin atender la cadena de llamativas indirectas.

El castigo supera al pecado,
Y tú sostienes la acerada hacha
Que con mi sufrimiento has forjado.

Con ímpetu y determinación,
Hazla descender sobre mi cuello,
Al igual que la muerte y su guadaña,
Que la afilada hoja caiga diestra, limpia y rápida.

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