martes, 22 de junio de 2010

Gélido glaciar

Las noches son desiertas
Allá, en la distancia
En mi mente siempre estas.

Quiero sentirte, besarte,
Hacer que todo sea un juego,
Un divertido juego
Donde sólo tú y yo juguemos.

No importa el mundo,
O lo que puedan decir.

Siento miedo al tenerte tan lejos,
Fue una insustancial despedida,
Fría, donde no me dijiste
Más que palabras meramente vacías.

En este mar
Ella es un gélido glaciar
Y a la deriva.

Mariposas en mi interior con tu recuerdo,
Siento poder volar y alcanzar el cielo.
Me controla, no me deja pensar,
El amor es una ponzoñosa enfermedad.

Sólo quiero tenerte entre mis brazos,
Hacer que te sientas completamente a salvo
De todo cuanto te pueda dañar.

Estamos en un extraño y bello jardín
Quizás podría ser el Edén.
Algo no está bien,

Este lugar se esta congelando,
Es el invierno quién ha llegado.

En este mar
Ella es un gélido glaciar
Y a la deriva.


lunes, 7 de junio de 2010

Tras la línea enemiga

Esta es mi respuesta
a unos versos de Romeo & Julieta de W. Shakespeare.

...

Los violentos deleites nos llevaran a la guerra
y precipitados movimientos son los que producen el jaque del rey,
no permitiré que mi rey caiga,
pisare con pies de plomo las casillas del barnizado tablero de ajedrez.

Porque sé con certera seguridad que yo jugaré en tu terreno
la próxima vez que nos enfrentemos,
cara a cara, dos equipos y un mismo partido.

También sé, que el tiempo no es precisamente un aliado,
y estos pies de plomo se moverán ligeros y ágiles,
lo suficiente como para no arriesgar mi cuello demasiado.

Se acabo ocultarse tras la blanca mascara y las fotografías,
Se acabaron las cartas diarias
e imaginar un baile en medio del salón con una sensual melodía.

Ni la miel más dulce podrá con el temple de mi semblante,
así que hago de mi mente y corazón esclavos de la moderación.
Aquella que refrena los actos más inconscientes por ansia y rapidez,
pudiendo llevarme directo a una autodestrucción impulsada por ti.

Sin embargo, podemos seguir recitando poesía y teatro.
Y aguardando ese encuentro, ya sea dulce o violento,
pero aquel que solo el audaz mañana puede conocer,

y es el mañana el único que tendrá la última palabra
para nuestro actual ayer.