El hombre de las rosas de papel
De ilusiones vanas había creado su mundo,
Sobre un suelo quebradizo de cristal.
Era el espectro del ciego en la oscuridad
Y los segundos no dejaban a las horas pasar.
El atisbo de esperanza se esfumaba en el aire,
Como el humo del cigarro en vías de extinción.
Convertía las pesadas luces en sombrías figuras
Y las pesadillas se convirtieron en costumbre nocturna.
Pensando día a día en aquello que perdió,
Pensando cada día en como aliviar su dolor.
Su cama estaba vacía y ya no podía pensar,
Su recuerdo una espina que se clavaba aún mas.
El tejía la corola con sumo cuidado,
Cada pétalo como si fuera un delicado regalo
Y el jardín de las bellas rosas crecía más amplio,
Extendiéndose en los pliegues de su próximo encargo.
Ceñía lágrimas a las láminas bañadas en tinta,
Sobre cada pétalo de cada flor que componía.
Solo ungía las hojas con la imagen de ella,
Y no dejaba cicatrizar esa sucia herida abierta.
Pensando día a día en aquello que perdió
Pensando cada día en como aliviar su dolor
Su cama estaba vacía y ya no podía pensar,
Su recuerdo una espina que se clavaba aún mas.
El estrépito de la ausencia hostigaba su alma.
Y el papel no marchitaba a su afligido corazón.
Sentado en el parque del paseo la aguarda,
Vendiendo sus rosas por un humilde colchón.
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