No por mí

Era el amor más puro que el mundo había conocido.

A su paso los pétalos de las rosas quedaban descarnados

En su plenitud.

Y entre dulces besos con el amparo de un otoño

Para los sentidos,

La tonalidad oceánica del cielo se tornaba de un rojo carmesí

Con reflejos cobrizos.

La princesa triste de mirada melancólica

Bajo el manto de cisne,

Bailó con sencillos movimientos allá

Donde el apacible céfiro aullaba sereno.

Su piel era tan frágil como la porcelana china

Y tan pálida como la luna llena.

Los prudentes mares velaban por mí en cautela

Mientras yo bebía los vientos por ella.

Ahora sus ojos no me dicen nada.

Fui insensato y las titilantes estrellas de la gélida noche

Han perdido ese brillo tan extraordinario, mágico e irreal.

He sido traicionado, vendido con cada letra,

Por mi propio y conspirador corazón,

Infractor y transgresor responsable

De ese peculiar sentimiento tan personal.

Él fue el culpable y el mayor de los disidentes

Que ha habido y habrá jamás.

Por su falta estoy ardiendo en el fuego fatuo

De mi propio cadáver putrefacto.

He abandonado la protectora luz que guiaba a mi interior

En las profundidades del abismo,

Y ahora crecen las hiedras y malas hierbas

En mitad del camino ante mis pies desgarrándolos,

Deteriorando las escasas y tenues huellas

Que hubiera podido conservar este suelo escarchado.

El mundo se ha nublado y ha caído en las tinieblas,

Volcado en una espesa niebla

Por las malas artes que has utilizado,

Conseguiste transformarlo en el páramo desierto

Del penetrante blanco nevado,

Como el  mar congelado

En el que estoy bañando todos mis viciados pecados.

Habría movido colosales montañas

Y cruzado a nado inmensos océanos,

Montañas ahora derrumbadas

Y océanos drenados por mis frustrados deseos,

Dejo de llover agua en este universo

Y ahora yacemos en un jergón de cenizas e incienso.

Mi alma ha sido el daño colateral de esta guerra sin sentido.

Sostengo las anillas de las granadas que me has lanzado.

Aguardando el último de todos los suspiros.

Por ti me habría puesto en la trayectoria de una flecha

Con una manzana en la boca inconsciente y temerario.

Habría hecho cualquier cosa que me hubieras pedido.

Sin tener en cuenta a la razón consecuente

Del etéreo presente.

Pero tú no habrías hecho lo mismo,

Y menos por mí sin pensarlo o meditarlo,

Era carnaza en la veda abierta de esta condenación.

Y tu egoísmo no te habría permitido

Tan si quiera soñar con la llamada redención.

El luminoso contador por fin se ha desfallecido

Y se ha posicionado en la nulidad del cero esférico.

Sin esperanza he mirado al cegador resplandor del cielo,

Esa dinámica explosión atómica

Que ha prendido la gasolina de mi entumecido cuerpo ungido.

Estallando cada pedazo de mi voluntad,

Como piezas caídas de un paradójico laberinto.

La causa activa y principal

De esta reacción en cadena,

No fue más que el efecto mariposa

De tus insípidas promesas.

Me he despertado

Con vaho y sudor

Entre monstruos y pesadillas.

Sin tener de ti,

Más que la sombra de un pasado

De imágenes imprecisas.

Esta visión escuece y desgarra

La baldía realidad que en el alba anida,

Es acido cítrico de lleno en mis corneas y pupilas.

Creía que todo estaba controlado y comprendido,

Mal pensado, pues no era más que la dulce miel

De un endrino panal.

Estas pendencieras abejas hostiles

No han podido evitarlo.

Y ni si quiera existía agua cerca

Que pudiera salvarme de semejante agravio.

Esa palpable confianza sin juicio que gaste,

Fue la carta de inmolación en la baraja

De un amañado engaño.

Deja a mi extenuado cuerpo adormecido y herido.

¡Déjalo esta noche arder!

Pronto me consumiré entre avivadas llamas.

Aunque lo peor es saber

Que me habría puesto en la trayectoria de una bala

Y que tú sólo te quedaste en meras y mezquinas,

Extravagantes palabras vacías.

Todo dejo de tener sentido,

En el momento en que supe

Que tú no habrías hecho por mí lo mismo.