lunes, 28 de octubre de 2013

Noche de brujas



Y entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno
Con las tinieblas de la medianoche,
La luna dará rienda suelta a nuestros miedos,
A los fantasmas, a las brujas y a las maldiciones.

Pero eso, pequeños,
No debe haceros temblar,
Pues hay algo peor que todos ellos.

Más bien, pensemos, que mayor miedo
Que aquel que te hace saltar al vacío,
Que te empuja con una fuerza infinita,
Solo, hacia la profunda oscuridad.

Ese sentimiento que te pierde,
Ese que te hace prisionero de otro,
Ese que te otorga la mayor felicidad
Y el peor dolor que ni tu mente pueda imaginar.

Es la maldición que te encadena a una bruja o hechicera,
Que hará aflorar los fantasmas de tu presente y pasado.
Que te volverá necio y demente, ciego e inconsciente.

Cupido siempre se divierte más el treinta y uno,
Donde las flechas pueden desgarrar la carne,
Donde la sangre se confunde siempre con el maquillaje.

No temáis a la noche de los difuntos,
Ni a los monstruos que dicha noche pueda albergar,

Más bien temed al niño del arco,
Porque si os alcanzo alguna de sus flechas,
Sabed que vuestra alma pertenece al Diablo.

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