El sol de
julio ardía con intensidad,
Mientras
lo nuestro se apagaba
Como la
luz de una tenue llama.
Cuando te
fuiste de mí no quedo nada,
La vida
pasaba y se desplomó a mis pies,
Y mi
mente se quedó clavada en el ayer.
No hay perdón
que valga a tu partida,
Y debo
decirme que no vas a volver.
No sabía
que esto podía pasar,
Creí que
todo se basaba en la sinceridad,
Y en el
respeto con cierta compatibilidad.
Pero
ahora me toca recoger los pedazos de los recuerdos,
Y de una
parte de mi alma también.
Por ti hice
de mí un devoto de la fidelidad,
Tu
regreso no es más que un mero sueño,
Uno como
un clavo ardiendo
Del que
no debo aferrarme más.
La noche
de octubre me sirve de inspiración,
Sostengo
mi guitarra y comienzo a componer.
Escribo una
canción sobre cómo me perdía en tu mirada.
Nuestro
pasado ha creado una melódica balada.
Otros se
identificaran y en la noche podrán cantarla,
Pero aun
así, yo todavía guardo la esperanza de una llamada.
Soñaba
con un mundo en el que tú y yo
Podíamos
recorrer juntos cada ciudad de él.
Sólo pensaba
en que quería sentarme contigo
Y ver
nacer las cobrizas luces del amanecer.
En
diciembre quería bailar bajo los copos de la nieve,
Y que tu
sonrisa fundiese el frío del invierno,
Cogidos
de la mano saludar al nuevo año,
Ser el
primer beso del mes enero.
A veces pienso
que cuando vuelva la vista,
Ahí
estarás.
Sin
embargo, te fuiste para no volver
Y eso es
algo que mi cuerpo debe asimilar.
Con tu marcha
se fue una parte de mi corazón,
Y he de
aprender a sanar y amar otra vez.
Sé que es
difícil pero no es una puerta cerrada,
Y este
dolor tarde o temprano lo superaré,
Aunque
camine lento bajo una luz apagada,
Derrumbaré
estas murallas que me impiden ver.
La vida
es una amplia carretera en la que no vislumbras el final,
Y tú
fuiste un largo capítulo de este libro,
En el que
escribo cada día un poco más,
Más por
suerte, sé que no eres el epílogo definitivo.
Esperaré
a la musa que hará que la espera merezca la pena,
Aquella
que se volverá a mirar hacia atrás,
Y sé que
para ella,
Ahí
estaré.
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