domingo, 11 de diciembre de 2011

Oscuro renacimiento

Cabalgo como un espectro a través de nuestro presente y pasado,
Construyendo un edificio destinado a estallar en miles de pedazos.

Hoy día, las personas portan prefabricadas máscaras
dignas del mejor carnaval,
Y yo amontono los malos recuerdos listo para quemarlos
en una pila de ardientes llamas.

Hoy día, las ciudades modernas han sucumbido a la oscuridad
de la baldía noche eterna,
Y a mi pesar soy testigo mudo de un mundo que lentamente
se está rompiendo a sí mismo.

Acorde con el plan de vuelo estoy preparado para el despegue,
Me siento caer a través del corazón vacío de este frío universo.
Escucho a los planetas girar en una sinfonía de perfecta armonía,
Para orientar a mis evanescentes alas esta música es su mejor guía.

Me elevo entre las nubes como un dirigible flotando bajo un mortecino amanecer,
De cálidos colores que envuelven protectores a mis debilitados huesos y a mi carne.
Pausado contemplo fascinado como pasa en la iluminada velocidad el palpitante flash
De las distantes estrellas que recubren la azulada bóveda
de esta monumental catedral.

Desde las alturas siento al suelo vibrar,
La tierra llora y con sus lágrimas borra la tinta de un millar de historias.
No es sólo algo corporal va más allá de todo lo que nos pueda rodear,
La destrucción es el punto de partida en el reinicio de este corrompido reino.

Y mi amor fue la calma que precedía a la tempestad,
Esa cálida luz solar antecedente a la fría oscuridad.
Y ahora, continúo volando a través de esta frágil utopía en distorsión,
Restaurada fantasía de una realidad quebradiza en proceso de construcción.

Yo era el árbol que intentaba florecer en un moribundo jardín
dispuesto a pagar el precio.

Y ahora, es mi corazón la chispa que prende esa completa pila funeraria 
Que se alza majestuosa hasta alcanzar la cumbre más alta con sus llamas,
Pretendiendo dorar el firmamento aportando la luz a este nuevo comienzo.


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