domingo, 18 de septiembre de 2011

Historia de un viaje

Al principio teníamos la luna roja a nuestro favor,
Nunca creí sentirme tan vivo bajo las luces de esta ciudad.
Las noches estaban incompletas si no estabas tú a mi lado,
E hicimos una ardiente hoguera digna de la noche de San Juan.

Más puedo jurar que no sé cuando empezó todo este dolor
Y menos como ha derivado lo nuestro en esta terrible situación.
Ahora me has quemado con el fuego que habíamos creado,
Y sigues echando gasolina mientras buscas en otros el calor.

Por qué te esmeras tanto en destrozar
Los pocos buenos recuerdos que quedaron de los dos.
Estuve caminando a tu lado en terreno foráneo y conquistado,
Mientras tú callabas en vez de hablar y arreglar la atroz colisión.

En mis ojos se apagaba lentamente la apasionada llama
Y más al ver que en los tuyos no quedaba absolutamente nada.

Al principio teníamos el lugar a nuestro favor,
Pero el frío viento gris, brusco e inesperado giró
Y cuando todo el plan cambió,
Por ti me subí a un barco y tomé un avión.

Fui a verte incluso al otro lado del ancho mar,
Cuando tus palabras ya me habían fracturado hasta el interior,
Pero eso no te basto y siguió sin ser suficiente,
A pesar de todo no puedes negar que yo no estuviese allí presente.

Dibujé cada curva y línea de tu rostro,
Me aprendí un recorrido que dudo que otros hagan jamás.
Dios sabe que no tiré la toalla ni el corazón,
Hasta que no encontré salvación alguna a esta relación.

Me convertiste en un ángel,
Y ahora me has convertido en el mismo Diablo.
Llévenme a hombros por la puerta grande
De ese abrasador e infernal parque temático.

Sigo aquí a punto de consumirme,
Como la plomiza ceniza en el cenicero,
Del cigarro encendido en vías de extinción.

Por favor, golpéame con un atizador y déjame ciego,
No quiero ver en lo que tú si te estas convirtiendo.
Poco a poco se quiebra tu máscara de amañada realidad.
Y se ve la verdadera persona que ocultabas y evitabas mostrar.

No podía obrar milagros y sacar un mundo perfecto de donde no lo hay,
Y más si lo que tú hacías era llorar falsas lágrimas con los brazos cruzados.
Siento que he sido el bufón necio que luchó con todas sus fuerzas hasta el final.

No podías pedirme traerte el sol
Si no estabas dispuesta a darme un mínimo de seguridad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario