sábado, 20 de agosto de 2011

Alba

Quién puede cumplir todas las promesas deshechas,
Quién puede guardar tantos secretos en una caja de cartón.
Dos nombres tallados en la vieja madera de un noble roble,
Y de ellos sólo quedaron los restos de un mísero corazón.

Dos mujeres y un sentimiento de unión,
Pagana maldición ante ojos extraños,
Máscaras de cristal para cuerpos de estaño,
Antorchas para mentes en hostil regresión.

El pecado es quien invoca a las tinieblas desde oscuras sombras,
Y la negación ya no se esconde en la noche eterna,
Sale con el sol, se resiente y con ansia se venga.

Puedo oír como resurgen las oscuras fuerzas desde la espesa niebla.
Vienen a alimentarse de mis huesos y de mi carne fresca.
Junto al altar dónde se profanaron todas mis perennes creencias.

Más me vale un beso tuyo,
Que mil de cualquiera.
Que me importa si sois mujer,
Mi corazón a tu corazón anhela.

No hay Iglesia que perdone a estas almas infestas,
Somos el error de la ecuación de su cuenta perfecta.
No habrá redención, ni paraíso para un mañana en espera.

En definición,
Amor prohibido no es más que una expresión para arder en la hoguera.
Fuego para el mejor postor de una intencionada oferta.

Y qué habrá de importar si no hay cielo que se abra,
Tú junto a mí y yo junto a ti viendo nacer el alba.

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