martes, 21 de febrero de 2012

Susurros en la oscuridad

Pinto delicadamente una ciudad de ínfimos detalles con aguada acuarela,
Igualo las puertas en las casas con las ventanas de grandes rascacielos,
Así dará igual si una puerta se cierra habrá de abrirse una ventana.

En estas oscuras calles,
Las sombras se agrupan y murmuran,
Y la misma oscuridad se acerca y me susurra:

-          Pequeño príncipe se acabó perder toda esperanza.
Ya caíste al abismo y ahora toca salir de la embarrada charca.

Alzo la carpa del circo donde actúan con orgullo todos mis defectos,
Mis virtudes son las luces y yo sirvo con una sonrisa palomitas y refrescos.
La lluvia ya no es signo de melancolía ni de más ríos de agrias lágrimas,
Es la portadora del vivo arcoíris que se extiende sobre el verde de las montañas.

De saber dónde te puedo encontrar,
Con mis manos sería muy capaz
De construir un resistente avión para poder llegar hasta allá,

Y sé que no me importará cuán cerca o lejos puedas estar de mí,
Puesto que volaré cuanto haga falta para estar junto a ti.

Por desgracia sé que nacimos para morir,
No hay una vuelta atrás en esta avenida.
Pero en esta vida yo crearé un gran reino,
Un lugar dónde sólo tú y yo podamos vivir.

Tú serás mi hermosa reina y yo seré tú fiel rey,
Disfrutaremos de cada segundo, de cada momento,
De cada respiración que puedan darnos nuestros cuerpos.

Encendamos las luces de nuestros fuegos artificiales,
Lancemos fuerte las bengalas hasta lo más alto del aire,
Serán llamativas estrellas fugaces y guías de este secreto,
Dormiremos sin preocupación bajo las luces de nuestro peculiar cielo.
.
Tú sonrisa será el sol cegador de mis radiantes días
Y tú mirada la luna nueva de mis noches más sombrías,
Pensar en ello me hace conocer la quietud de la serenidad,
Y es el poder para ahuyentar a las pesadillas que me alejan de encontrarte.

Allí estaré siempre incluso cuando mis temores me hagan mostrar debilidad.
Da igual cuantas veces puedas derrumbarte estaré sin falta para reanimarte,
No soltaré tú mano y no me afectará cuán enérgica pueda ser la tempestad.

Si sólo cumples una condición, sólo una cosa,
Por favor, te pido que no me hagas llorar.
Es la cláusula de este excepcional hechizo,
Y yo estoy dispuesto a arriesgarme contigo.

No atiendo a cuántas veces se puede romper un corazón,
Ni a cuantas personas lo pueden sanar.

Prefiero que seas tú en este extenso árbol de la vida,
La única cura que puedan ver mis sangrantes heridas,
Sé que no podré silenciar a estos latidos ahora hechos trizas,
Pues sé que mañana serás tú la tinta que pronto escriba su melodía.

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